Malas noticias para Rubén Loftus-Cheek, que tuvo que abandonar el terreno de juego por lesión. Sin duda, esta era una gran oportunidad para refrendar su excelente momento de forma mostrándose en el escaparate de Wembley, pero no pudo completar los 90 minutos. Veremos si consigue hacerse un hueco de cara al Mundial 2018. Brasil, por su parte, mostró una solidez intimidante en la parte trasera, así que tampoco hay que escandalizarse por el hecho de que Inglaterra no consiguiera marcar ningún gol.
Rashford y Vardy impresionan en ausencia de Kane
Una vez más, Inglaterra volvió a alinearse con un ataque de dos hombres, con la diferencia del encuentro con Alemania, ya que fue Marcus Rashford y no Tammy Abraham quien empezó junto a Jamie Vardy. El joven de 20 años había hablado antes del partido de su preferencia por formar parte de una pareja de ataque y se relacionó bien con Vardy. Con Harry Kane de regreso, sólo hay una plaza disponible si Gareth Southgate persevera con dos delanteros y, como tal, los candidatos potenciales tienen que impresionar cuando se les da la oportunidad. Vardy y Rashford lo hicieron aquí.
Hart cómodo, pero hay competencia
Joe Hart se ganó su 75º internacionalidad y fue una noche importante para el de 30 años. Su posición como número uno de Inglaterra se encuentra seriamente amenazada debido a una combinación de mala forma física, el regreso de Jack Butland tras una lesión a largo plazo y la aparición de Jordan Pickford. Hart tuvo que hacer una buena exhibición y, en general, lo hizo, con su momento de destaque siendo una buena reacción para evitar que Phillippe Coutinho anotara a los 47 minutos. Sin embargo, en general, Hart no tuvo mucho que hacer y sabrá que Butland y Pickford siguen respirando en su cogote, mientras que este último, seguramente en la pole position, será el portero titular de Inglaterra cuando viajen a Amsterdam dentro de cuatro meses.
Southgate tiene motivos para ser optimista en 2018
Así termina el 2017 de Inglaterra y en general ha sido un año positivo para la selección nacional. Sí, sí que hubo aspectos negativos, concretamente la noche de París, cuando Francia los derrotó y superó, y la victoria en Malta, cuando se pudo ver a los visitantes insatisfechos que se dirigían a las salidas antes del final, pero este fue también el año en que Inglaterra se clasificó para la Copa Mundial con facilidad, y Southgate introdujo caras nuevas en su plantilla mientras intentaba poner en práctica un estilo de juego más progresista. La sensación de renovación es tangible y aunque todo se derrumbará el próximo verano probablemente, por ahora debería medirse el optimismo en torno a la llegada de Inglaterra en 2018.